Es muy doloroso escuchar acerca de diversos pecados en los que han caído distintos pastores, diáconos y líderes de iglesias, en las últimas décadas. Muchos de ellos quizás creyeron que nunca caerían en adulterio, que nunca abusarían de su autoridad o que nunca descuidarían a su familia, sin embargo, la realidad es otra.